Señor, Dios Padre todopoderoso,
te damos gracias por habernos bendecido con estos hijos.
Es una dicha y alegría para nosotros,
y las preocupaciones,
temores y fatigas
que nos cuestan,
las aceptamos con serenidad.
Ayúdanos a amarlos sinceramente.
A través nuestro has hecho surgir vida;
desde toda la eternidad
tú los conocías y amabas.
Danos sabiduría para guiarlos,
paciencia para instruirlos,
vigilancia para
acostumbrarlos al bien
mediante nuestro ejemplo.
Fortalece nuestro amor
para corregirlos
y hacerlos más buenos.
Es tan difícil a veces comprenderlos ser,
ayudalos a hacer su camino por el camino consciente y justo.
Enséñanos tú Padre
bueno, por los méritos de Jesús
tu Hijo y Señor nuestro.
Amén.

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