Ocasionalmente nos encontramos ante situaciones donde tenemos que dar una apariencia diferente a lo que sentimos para mostrarnos fuertes, seguros, sin miedos ni temores, y manifestando el orgullo de ser como un roble ante las turbulencias, pero en realidad por dentro estamos desvastados, caídos y viviendo con incertidumbre por alguna circunstancia que estemos atravesando.
Solamente aquellos con quienes de cerca convivimos, pueden llegar a ser los que comprendan nuestro dolor, nuestros enojos, nuestras rabias, y las razones de nuestros silencios o cambio de conductas no normales. Éstas personas son quienes han viajado con nosotros en las profundidades, han estado con nosotros en los momentos más difíciles, aquellos en donde todo parecía haberse perdido. Son aquellas que nos han ayudado a superarse, a salir adelante, y nos han aguantado en tantas cosas que podemos decir, que son amistades de verdad, y que pasan a ser familia por éste lazo. Porque no condicionan, por que la confianza simplemente se da cuando se necesita y cuando no, sigue estando.
Y cuando alguien sabe comprender nuestros silencios, se estaría interpretando que esa sería la forma de probar el amor más limpio y puro porque se entra al fondo del conocimiento. Sólo quien sabe interpretar lo que decimos sin pronunciar palabra alguna, quien puede leer nuestras miradas, quien puede entender un gesto o una caricia, es quien de verdad nos conoce, a lo cual vale la pena guardar como uno de nuestros tesoros más preciados en nuestras vidas.

No hay comentarios. :
Publicar un comentario