Cada día de nuestras vidas es un regalo precioso de Dios

Cada día de nuestras vidas es un regalo precioso de Dios.
La llegada se anuncia con el alba, antes del amanecer, cuando se enciende la magia de un nuevo día con el cantar de las aves y algunos otros animales que muy bien conocen el tiempo. Los primeros rayos del sol tocan el filo de los cerros para ir recorriendolo hacia sus faldas y tocar por fin a los hombres.


De ésta manera, Dios nos bendice y en su infinita misericordia nos brinda una nueva oportunidad de vivir ésta vida, de ser mejores, de aprender de los errores, de amar al prójimo, de sensibilizarnos ante los sufrimientos de los demás y disfrutar la dicha de quienes la tengan.

Al iniciar el día, es nuestro deber agradecer por esa bendición que se nos brinda, levantando la mirada hacia el cielo, en dirección al Sol, y con los ojos cerrados dar gracias a todo cuando existe y por todo cuando existe, porque todo es parte del ser, como creación de Dios. Ser agradecidos nos da las bendiciones para seguir recibiendo más aún, teniendo en cuenta como vital, hacerlo con todo el corazón, entregando el alma y el ser.
Debemos entonces tomar la oportunidad para valorar cada parte de nuestra vida, cada situación, cada persona con la que a diario convivimos y empezar a construir una vida más significativa y altruista.
Con ésta breve reflexión, esperamos que nos llegue al alma, nos toque el corazón y podamos por fin tomar la iniciativa de ir haciendo espacios y tiempos para tomarnos un momento para agradecer por lo que la vida nos da, y que puede ser en cualquier lugar, en cualquier momento, nuestro templo es nuestro cuerpo, basta con silenciar la mente y entrar en estado de serenidad para la oración que hemos de hacer las veces que se pueda durante el día.


No hay comentarios. :

Publicar un comentario